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silvio mignanoSilvio Mignano

... sobre la colaboración cultural entre los países latinoamericanos

discurso de S.E. el Embajador de Italia Silvio Mignano en ocasión de la mesa redonda de inauguración del "Encuentro con la música de hoy 2008" de La Paz - 13-18 de octubre de 2008


La cooperación cultural tiene tres órdenes de motivación distintos.
En primer lugar, claro está que en el momento en el cual hagamos cooperación cultural nuestra intención es promover el quehacer cultural de nuestro país, en mi caso de Italia: presentar el patrimonio cultural histórico de Italia, encontrar autores, artistas, intelectuales italianos, exponer las últimas y más recientes producciones literarias, artísticas, teatrales, cinematográficas de nuestro país, promover la enseñanza del idioma italiano.
En segundo lugar, como misiones diplomáticas en Bolivia, también estamos interesados en ofrecer instrumentos, medios, foros, hasta en algunos casos financiamientos para promover la cultura boliviana en nuestros países - en mi caso, en Italia. Analizándola bien, no es una finalidad inmediata, pues uno pudiera pensar que se tratara de una tarea más bien de los ministerios y de las misiones diplomáticas de Bolivia. Pero por suerte hemos llegado desde ya hace tiempo a la conclusión que en la cultura non existe, o por lo menos no debería existir, un ámbito de competencia, si no de cooperación y colaboración. En este sentido, ayudar los artistas, intelectuales, autores, investigadores bolivianos a tener espacio en nuestros países, ayudar el movimiento cultural boliviano a tener un acceso en escenarios internacionales, es una manera de dar cooperación al desarrollo no muy diferente de otras clases de ayuda. Una vez un periodista me preguntó, durante la feria del libro de La Paz, porque tanta atención de la embajada y aun más mía personal, en participar en encuentros literarios, entrega de libros, lanzamiento de títulos o autores. Contesté que si usted le enseña hoy a un niño a escuchar una fábula, a escribir un cuento, a leer una poesía, mañana tendrá con certeza hospitales, carreteras, industrias. Hay un vínculo inextricable y directo entre los dos factores, porque el crecimiento cultural de un pueblo - incluso en sus aspectos humanísticos, literarios, artísticos y no directamente aferentes a disciplinas técnicas y científicas altamente especializadas - crea un entorno de mejoramiento cultural que inevitablemente produce crecimiento económico y social. Italia ha realmente despegado de una condición al borde del subdesarrollo, al final de la segunda guerra mundial, hasta entrar en el grupo de los siete países más industrializados del mundo, cuando ha crecido espectacularmente la escolarización: no teníamos en 1945 materias primas, riquezas naturales, fuentes de energía, y seguimos no teniéndolas en 2008: la diferencia la hace la inventiva individual, la capacidad de producir obras intelectuales, y ello depende de la cultura.
Eso nos introduce al tercer motivo de la cooperación cultural, que va más allá de la promoción de nuestro país o del país donde desarrollamos nuestra misión diplomática. Tenemos la convicción y la conciencia que la cultura es un patrimonio común, que no tiene necesariamente fronteras ni depende de la pertenencia a un pueblo, a un grupo cultural, a un idioma, si no que a la vez es un hecho muy individual, propio de la persona como tal, no importa cual sea su origen, y un hecho colectivo, donde la pertenencia a una colectividad va mucho más allá de las divisiones tradicionales. En este sentido, el mundo contemporáneo sí tiene rasgos inéditos y está caracterizado por una velocidad nunca antes experimentada, que favorece intercambios continuos e nos impide encerrarnos en rígidas categorías.
Un artista contemporáneo boliviano al participar en la bienal de Venecia no lleva simplemente consigo la cultura nacional boliviana y la expone en un contexto ajeno, ni en cambio absorbe pasivamente formas expresivas italianas: con mucha más complejidad, crea algo totalmente nuevo, donde su experiencia boliviana y el contacto con la realidad italiana sólo son unos elementos del producto final, al cual contribuyen el intercambio con un artista quizá de Costa Rica que participa en el mismo evento, influencias francesas, un trabajo que habrá hecho en pasado en Brasil o junto con un artista chileno, visiones o nociones que ha interiorizado leyendo una revista alemana o navegando en un sitio de Nueva York. Creamos juntos un nuevo mestizaje cultural que es, y será inevitablemente en futuro, el lenguaje del género humano.
Los latinos, o los romanos, si prefieren, habíamos entendido esta exigencia ya hace dos mil años, anticipando de milenios lo que hoy en día se define globalización o mundialización. Y lo habíamos hecho sin renunciar a las diferencias, y en cambio partiendo de ellas, construyendo la compleja estructura del latín sobre las bases de los cientos de idiomas y culturas prerromanas y agregándole elementos ling?iacute;sticos y culturales externos, de Grecia, por supuesto, pero también de populaciones ibéricas, gálicas, mediorientales, etcétera. Y esta complejidad creció ulteriormente después de la caída del imperio romano, cuando el latín siguió siendo idioma común y unificador pero sin una estructura estatal unívoca, absorbiendo una infinidad de elemento endógenos, bárbaros, árabes, germánicos, asiáticos.
Sólo entonces actuando contextualmente a dos niveles, local, con valorización de las particularidades, y global, enfatizando lo que nos une y no lo que nos divide, se puede manejar el difícil sistema de convivencia en un mundo que se ha convertido repentinamente en algo tan chiquito, tan frágil en nuestras manos.
Viendo ahora más en concreto la acción cultural italiana en los últimos veinte meses, los que yo conozco más directamente porque han coincidido con mi gestión diplomática, es posible reconocer la realización práctica, o por lo menos el esfuerzo de realizar, los conceptos que antes he presentado en su dimensión teórica.
La cultura italiana era sin duda ya presente en Bolivia, por dos razones: porque tiene aspectos de universalidad que se imponen automáticamente a la atención - es suficiente pensar en la ópera lírica, en la música clásica, en el Renacimiento, en la moda y el design, en la gastronomía italiana - y porque existen vínculos con Bolivia quizá menos evidentes que en otros casos, como en Argentina, Chile o Uruguay, pero igualmente fuertes: el himno nacional boliviano lo compuso un músico de Roma, Benedetto Vincenti, el arquitecto barroco italiano Cambiazo diseñó los conventos de San Francisco en Sucre y Santa Teresa en Cochabamba, el monumento a las Heroínas de Cochabamba fue realizado por un grupo de artistas bolivianos que habían estudiado en la Academia de Bellas Artes de Roma con la guía de un escultor italiano y la piezas de bronce fueron fundidas en Italia, los compositores italianos Zipoli y Bassano fundaron la escuela musical de la Chiquitanía, y habría cientos de otros ejemplos.
Sin embargo, tuvimos la impresión que faltaba una presencia institucional italiana en la cultura y que faltaba un conocimiento boliviano de los últimos quehaceres de nuestra cultura, que por suerte no ha muerto con el Renacimiento o el Barroco o con las óperas líricas románticas o veristas, pero ha seguido produciendo: entonces hemos presentado los nuevos autores italianos en la Feria del Libro de La Paz, participando oficialmente, como país, en las ediciones de 2007 y 2008, hemos introducido un nuevo evento, la Semana de la cultura italiana, que ha tenido su primera edición en mayo 2008 y ha presentado algo novedoso, como un grupo de rock. Hemos regalado al país 6.000 volúmenes de literatura italiana traducida al español, para la distribución en las escuelas, universidades y bibliotecas. Convencidos que nuestro arte plástico también pertenece a la contemporaneidad y no solamente a los siglos pasados, hemos participado oficialmente como país en el SIART con dos artistas de altísimo perfil, Maurizio Cannavacciuolo y Giancarlo Neri. Análogamente, Italia no solo es la patria del bel canto, es también uno de los países de vanguardia en la música contemporánea, y he aquí Luca Belcastro y su proyecto Germinaciones. Del mismo modo, todo el mundo conoce Fellini, Visconti, Rossellini, pero el cine italiano sigue produciendo y encantando en mundo hoy en día, y por ello hemos ya organizado con la Cinemateca de Bolivia ciclos de nuevas películas italianas y estamos programando otros.
En toda esta actividad no ha faltado el segundo aspecto, la promoción de la cultura boliviana, pero ya en la perspectiva de la tercera motivación que antes mencioné, es decir la conciencia de ser todos partes de un lenguaje universal, nuevo, contemporáneo.
Entonces, durante la feria del libro de 2007 se han facilitado contactos entre editores y críticos italianos y autores bolivianos, y en la Semana de la cultura italiana y en la feria del libro de 2008 se han presentado los primeros resultados: en sólo un año, escritores bolivianos como Edmundo Paz Soldán, Manfredo Kempff, Wilmer Urrelo, Pablo Gozalves, han sido publicados en Italia, y otros están en programación. En ocasione de la Bienal de Venecia de 2007 la embajada italiana y el Instituto Italo Latinoamericano han financiado la participación de la artista Narda Alvarado, seleccionada por los curadores del evento. Germinaciones, antes mencionado, es un evento específicamente concebido para favorecer la formación, la promoción, la valorización de artistas bolivianos en el ámbito de la música contemporánea.
Claro, no todo es contemporáneo en sentido estricto: hemos presentado y presentaremos autores afirmados o del pasado, como Cesare Pavese, en ocasión del centenario de su nacimiento, y Tomasi di Lampedusa, en ocasión de los cincuenta años del Gatopardo. Proyectaremos la próxima semana la película del Gatopardo, de Luchino Visconti, con Alain Delon y Claudia Cardinale. Hemos financiado restauraciones, como en el caso del Convento de san Francisco de La Paz y su museo, enteramente refaccionados con fondos italianos. Hemos organizado conciertos de música clásica, como el de los Solisti Veneti en septiembre de 2007 y la participación de dos conjuntos italianos en el festival de Chiquitanía este año. Hemos organizado y organizaremos nuevamente en noviembre una serie de grandes conciertos de lírica en homenaje a Pavarotti.
Pero siempre el enfoque es la contemporaneidad, que es tan compleja porque está conformada diacrónicamente y sincrónicamente por el conocimiento de los patrimonios culturales de cada país, presentes y pasados, y por la construcción y elaboración de nuevas temáticas, nuevos lenguajes, nuevos instrumentos y formas expresivas. Entregando y recibiendo fortalecemos esta capacidad de mutuo crecimiento, de reconocimiento del otro y entonces de conocimiento, a través del otro, de nosotros mismos.
Gracias.

La Paz, 13 de octubre de 2008