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patricio wangPatricio Wang

Sobre el "Oficio de Tinieblas por Galileo Galilei"

texto leído por Desiderio "Chere" Arenas en "... música, voz y poesía" durante la segunda parte del "Encuentro con la música de hoy 2008" de Santiago - 24 de septiembre de 2008


Oficio de Tinieblas por Galileo Galilei es en realidad una escena de ópera, pero de ópera cinematográfica, el desarrollo dramático está dado no por un desarrollo de temas sino a través de una técnica más bien de montaje, como en el cine . En todo caso el aspecto teatral es evidente, y fue en realidad uno de los puntos de partida. Dos personajes antagónicos (Galileo y los Inquisidores) en confrontación mortal. Triunfará, aparentemente, el poder y la fuerza pero es Galileo quien tendrá la última palabra a fin de cuentas, y para esto ni siquiera necesitará una heroica melodía, el epílogo sólo tendrá la fuerza de sus palabras apenas susurradas : "sin embargo, se mueve". Conflicto eterno, universal.
A fines de los años 70, mientras terminaba mis estudios de guitarra clásica y composición en el Conservatorio Real de La Haya, Quilapayún me propone componerles una pieza de larga duración, lo que para ellos, a partir de la Cantata Santa María de Iquique, ha pasado a denominarse una Cantata Popular, y en esto me veo confrontado a un gran desafío porque me veo precedido por algunos de mis profesores y grandes músicos chilenos : Luis Advis, Sergio Ortega, Cirilo Vila, Gustavo Becerra, Juan Orrego Salas. Al mismo tiempo es para mí el momento de utilizar una serie de elementos con los que venía experimentando desde hacía un tiempo y que tienen que ver con el ritmo del lenguaje hablado y la aplicación de varias técnicas contemporáneas en un contexto de nueva música latinoamericana. En París, el musicólogo y compositor Alfonso Padilla (en la época encargado de Cultura de las Juventudes Comunistas), que conocía mi trabajo y también a mi grupo de la época en Holanda: Amankay, decide que debo absolutamente conocer a un artista chileno que vive allí que canta, compone y escribe : Desiderio ? Chere ? Arenas, y me lo presenta durante un viaje mío a Francia. Me encanta su trabajo e inmediatamente decidimos escribir juntos la pieza sobre Galileo. Mi primer deseo es un texto sin rima, en prosa, y Chere me propone rápidamente algunos bosquejos que me parecen excelentes y que crean inmediatamente una atmósfera que conviene perfectamente a la idea que tengo, un Galileo que canta libremente sus convicciones y un coro de Inquisidores obsesivos, brutales que repiten sus motivos cantados como fórmulas mágicas. Como coronación de esta idea me propone un texto circular donde la última sílaba de cada palabra es la primera de la siguiente, lo que me inspira una secuencia cantada, que resulta bastante cansadora para los cantantes evidentemente, puesto que no hay prácticamente tiempo para respirar : las palabras no se interrumpen nunca. Casi siempre de esa misma manera, cada idea que vamos teniendo nos plantea, en música y texto, un problema nuevo e interesante a resolver, y que aceptamos con gusto porque corresponde a nuestro deseo de expresar algo, que no terminamos de definir en palabras, y no a un simple capricho de creadores que quieren impresionar a la galería. Nos juntamos regularmente mientras trabajábamos en el Oficio pero, viviendo en dos países diferentes, fue sobre todo por teléfono y por correo que fuimos creando el Oficio de Tinieblas.
Este ha sido el único caso de colaboración que he vivido en cual toda la obra se fue creando paso a paso, en un diálogo constante, durante el lapso de un año más o menos. En ese lapso creamos paralelamente otras piezas e incluso con Amankay invitamos al Chere a participar con nosotros en el Festival de la Canción Política en Berlín Oriental para el cual creamos una pieza también. Este viaje nos daría además la clave para el final del Oficio puesto que tuvimos violentas discusiones políticas con otros músicos durante el festival. Una parte de las frases que salieron en esa discusión nos parecieron muy expresivas y pensamos que quedaban muy bien en nuestra obra. De regreso del viaje el Chere les dió forma y decidimos incorporarlas al final, como la parte más lírica de los Inquisidores, donde ellos creen tener la última palabra, metáfora perfecta de la situación vivida en Berlín.
Varias interrogantes se planteaban con esta pieza, considerando que estaba escrita para un grupo de música popular : el tipo de lenguaje musical , no siempre fácilemente memorizable puesto que está bastante lejos de las convenciones de la canción (incluso pensando en canciones poco convencionales), con acordes vocales disonantes de difícil interpretación ; la duración, 10 minutos que es corto para una Cantata (que consiste en varios trozos cortos) pero muy largo para una sola pieza. La dificultad en la escritura rítmica, donde el cambio de compases es permanente. Y la obligación de combinar las partes instrumentales con la simultánea interpretación vocal. Pero todo eso era justamente lo que me interesaba proponerle al Quilapayún, que era un grupo en el cual la lectura musical era escasa y en la mayoría de los casos inexistente, pero que trabajaba duro, tenía buena memoria y que yo veia como un laboratorio lleno de posibilidades, que había visto como realizables cuando los ví montar músicas de Gustavo Becerra y Juan Orrego Salas.
Al final todo se tocó y cantó de memoria, con un resultado que me pareció estimulante para seguir creando por ese camino. El Oficio de Tinieblas se grabó para el disco Tralalí Tralalá, editado en Francia en 1984, se presentó en conciertos habituales del grupo algunas veces, pero también durante las presentaciones en el teatro Olympia, con un montaje escénico, en 1985 y con este mismo montaje en Buenos Aires. Nunca fue presentado hasta ahora en Chile y no aparece en la discografía de Quilapayún editada en el país porque la grabación pertenece al sello EMI en Francia, el que no ha editado esas grabaciones en otros países.

Patricio Wang
París, 19 de Septiembre 2008