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Los financiamientos de Germina.Cciones...: ¿Fondo o riqueza?

domingo, 23 de enero de 2011


¿Los organizadores de los concursos occidentales y los conservatorios italianos sabrán que con su dinero empujaron una actividad que se está realizando en América Latina?

Me estoy acostumbrando a ver, a escuchar y a averiguar que, según algunos modelos culturales, la forma "normal" de planear una actividad pública y social considera una anterior búsqueda de financiamientos y que muchas veces, siempre siguiendo esta idea, si no se encuentra dinero o no se gana un fondo no se hace nada, aunque se le considere importante. Además a menudo esos financiamientos se piden y buscan para actividades que tienen un porcentaje de ganancia personal para quien las propone, que a su vez frecuentemente tiene también cargos en las instituciones. Escucho gente decir: "Pido dinero no porque lo necesite, sino porque tienen que respetar mi profesionalidad", como si fuera el dinero lo que define esta característica.


Lamentablemente, los que actúan de esa manera y que no logran ver más allá de esta lógica, no comprenden qué está pasando y se desestabilizan cuando alguien hace algo que está fuera de este esquema. Cuando al ver una actividad, no logran conocer de dónde vienen los presuntos recursos, suponen que en alguna parte escondida tendrían que estar y sospechan, hasta llegar al insulto gratuito como simple camino para justificar la propia incapacidad de comprensión, a veces producto de un desconocimiento y ligereza al emitir un juicio.

En mi vida siempre he dado la prioridad al hacer, intentando encontrar en las energías personales y humanas de los con los cuales me relacionaba, el "sustento" de mi actuar y de las acciones consecuentes a mis ideas.
Cuando empecé a idear las actividades de Germina.Cciones... y a proponerlas como una perspectiva posible, enseñaba en los conservatorios italianos, las instituciones de educación musical superior de mi país.
Después del primer año de este proyecto en Chile, Perú y Bolivia decidí abandonar esta posibilidad de remuneración como profesor en Italia y seguir en América Latina, para contribuir a abrir espacios de diálogo. Esta decisión fue el fruto de mis ideales y de la energía que encontraba, por los que se estaban involucrando y por lo que veía nacer, dando así más importancia a estos aspectos que no a mi interés económico personal.
Mi estilo de vida no era y no es lujoso, me contento con poco, en la comida, en el vestir, y me adecuo con facilidad a las circunstancias, también si no son las más "cómodas". Durante los últimos años de enseñanza en Italia, antes de llegar a América Latina, y gracias también a los muchos concursos que gané en mi vida, ahorré un poco de dinero.
Con ese dinero podría haber seguido en mi mundo, permitiéndome cosas que de verdad encontraba superfluas, pero que muchos perseguían y hacían. Al contrario decidí "invertirlo" en empujar una actividad en la cual creía fuertemente, después de haber vivido mi primera experiencia en el continente latinoamericano, y que pensaba y pienso es muy importante.
Quizás sea inútil intentar explicar mis motivaciones íntimas que me movilizaron a cambiar en manera drástica la vida: ya hay varios textos que hablan de esto y que también se publicaron en el libro Sacbeob, que escribí durante estos años.
Lo que sí, de mi punto de vista, importa destacar, para liberar el campo de hipótesis sin fundamento, es que pagándome mis pasajes, mis estadías - afortunadamente muchas veces era huésped en casa de amigos generosos - e intentando provocar círculos virtuosos, donde los músicos colaboran con otros músicos sin pedir dinero, se logró realizar una infinidad de actividades interesantes.
Además de confiar en las ideas que sustentaban lo que se proponía, simplemente contaba, a nivel económico, con el dinero que había guardado y que decidí utilizar en esta forma, y creía en las energías que se producían en el camino. Esto permitió que, también si no habían ayudas económicas de las instituciones que pudieran sostener los gastos reales, se realizaron cientos de actividades que involucraron miles de músicos en varios países latinoamericanos.
Hasta ahora, a nivel de financiamientos, el proyecto sólo recibió un fondo del Gobierno de Chile, que por una serie de complicaciones que no dependían de Germina.Cciones? se transformó en una pesadilla y, a nivel personal, provocó que gastara muchísimo más de lo que tenía previsto, y unas dos o tres mínimas contribuciones de institutos de cultura de otros países, que ni cubrían parcialmente los grandes gastos generales.
Sí bien no contribuyeron con dinero en efectivo, las instituciones pusieron generosamente a disposición espacios, aparatajes técnicos, colaboraciones organizativas y, como decía, muchos músicos se comprometieron a participar y compartir estas ideas sin pedir nada a cambio.

Entonces, dentro de una lógica que dice "yo hago sólo si me dan plata o si me dan algo a cambio" parece que es difícil aceptar que una persona que llega del exterior con ideas distintas pueda seguir otra perspectiva.
Si yo, como europeo, viajara a Chile o Argentina y me comprara una casa o una parcela en la Patagonia, como muchos lo hacen, nadie lo cuestionaría, pero las mismas personas a las cuales estas inversiones les parecen normales, no logran entender por qué un "italiano" decida gastar su dinero en algo distinto.
La generosidad en un terreno privado es algo aceptado, pero en lo público, donde se enfrenta con poderes a veces ocultos, no se logra aceptar con facilidad. Y como no se logra entender, se piensa que quien ayuda sin pedir nada a cambio, quien no calcula y no evalúa su interés personal, está movilizado por poderes obscuros y misteriosos con otros fines.
Cuando alguien con su energía propositiva abre un espacio que algunos interpretan como amenaza a lo establecido, pronto se levantan las banderas de quienes se sienten desestabilizados por esto y sin conocer realmente las motivaciones profundas y qué moviliza la nueva propuesta, empiezan a utilizar el insulto gratuito como única forma de defensa. En este caso específico, defensa de algo del cual no hay que defenderse y que al contrario invita a la colaboración de todos, sin distinciones.

Claro el dinero personal se termina, eso es un problema para quien lo puso a disposición, también si es el fruto de sus decisiones, pero si ha logrado realizar algo importante, algo que abre una perspectiva posible, lo que se hizo con este empuje inicial seguirá viviendo y encontrará las posibilidades y las energías para sustentarse.
Independientemente de tener o encontrar dinero para invertirlo en una actividad, revalúo la idea del voluntariado y de la solidaridad, y, al lado de mis fuertes ideas animistas y de mi respeto por la naturaleza, algunos de los originarios y esenciales ideales de una vida "franciscana".
No estoy diciendo que hay que vivir sin dinero ni que se pueda, conozco bien las situaciones críticas de muchos ambientes sociales, donde no existe el mínimo para poder sobrevivir, así como no niego las oportunidades que he tenido en mi vida. Pero muchas veces en algunos ambientes lo superfluo domina y es evidente que los que tienen más quieren aún más y no tienen ninguna intención de compartir sus posibilidades con quien no las tiene.
Habría que teorizar acerca de qué es lo superfluo, en algunos ambientes se considera también al arte como una actividad superflua, pero no creo que este sea el espacio para profundizar este aspecto. Pero sí, aquí se puede destacar la importancia de lo esencial, en todos los sentidos, del evitar que una ambición o un prejuicio fundado en una perspectiva inerte impida la posibilidad de existencia de algo importante y posible.

La riqueza la puede dar el compromiso hacia los otros, el crear un espacio de coparticipación, el ver a alguien feliz por tener una posibilidad de expresarse, el alegrarse de la alegría de los demás, el percibirse a través de los ojos de ellos. Comprometerse en esto es mucho más energético, alimenta más que un estéril egoísmo, que la mentira y el interés personal.

*****

Propongo relacionarse con las ideas, evaluarlas por lo que son, independientemente de la nacionalidad de quien las propone. No todo lo que es occidental es "imperialista" ni todo lo que es latinoamericano es "tercermundista". Son parámetros viejos, datados, que sólo impiden una posible colaboración entre personas que, queriendo compartir con sinceridad, honestidad y transparencia un espacio, ponen a disposición de los otros sus conocimientos, esfuerzos, visiones, emociones, perspectivas y experiencias. Hay que distinguir entre las personas y los modelos culturales que su ambiente social de origen utiliza e impone, y para esto la primera cosa es el conocimiento reciproco, la curiosidad, la apertura y la capacidad de diálogo.

Esta aclaración es para evitar, en lo posible, futuros insultos provocados de la ignorancia, de no conocer de que se trata ese energético proyecto y sus fundamentos, de los cuales estoy dispuesto a conversar con quien lo quiera. Por supuesto para que Germina.Cciones... pueda vivir necesita apoyos materiales, además de los morales. No me arrepiento de haber puesto en marcha esta iniciativa. Mi preocupación actual es definir grupos organizativos y averiguar las modalidades para poder encontrar las posibilidades económicas que permitan a este proyecto seguir viviendo. Esto invita también a un compromiso real de todos los que participan de estos ideales y sienten la necesidad de compartir sus experiencias y encontrar un espacio para dialogar y crecer juntos.



Más textos sobre estás temáticas en el libro:

libro sacbeobLuca Belcastro
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