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eric rousseauEric Rousseau
Agregado Cultural de la Embajada de Francia en La Paz, Bolivia

Buscafuentes y germinacción

intervención en la mesa redonda de inauguración del "Encuentro con la música de hoy 2008" de La Paz - 13-18 de octubre de 2008


Signor Ambasciatore, Señor Embajador, Mesdames et messieurs,

¡Amigos todos!

Quina, Ceibos, Copiu, Patujú, Kantuta... Esos nombres melodiosos de flores, cinco símbolos para cinco facetas del proyecto italiano-latinoamericano Germina.Cciones..., evocan una explosión de colores, de sonidos, de talentos, de encuentros y de obras. El proceso creativo, del Ecuador a la Argentina, de Chile a Bolivia y al Perú, ¡es un poema todavía, antes de la obra misma, que escucharemos luego!

El poeta, Signor Luca Belcastro, de hecho oficialmente un músico, se volvió para nosotros, en estas "primaveras latinoamericanas", junto a sus socios compositores latinoamericanos, el pintor de esas tintas frescas.

Viene, quizá, de una de las más pintorescas regiones de Europa, en la frontera con Suiza, a solo unas, dos o tres horas de mi país, la "regione del Lago di Como". El lago, cerca del cual se puede encontrar una naturaleza bellísima llena de construcciones majestuosas que reflejan su nobleza en el agua verde, tiene una forma extraña de "y" (i griega).

Esa forma de "y", para los que, como yo un día de infancia, buscaron agua en un paisaje seco, sea la Provence, el Mezzogiorno o el Altiplano, recuerda el palo del "zaori" buscando fuentes en la tierra. El zaori, en francés, se llama "sourcier": Etimológicamente es el que llaman "el buscafuentes".

Este "bastone" del "rabdomante", el palo del zaori - así se dice en italiano -, parece una metáfora pertinente para describir el papel del artista, particularmente del que se involucra en un proceso de cooperación cultural: "el que busca fuentes". El artista es un zaori constantemente a la búsqueda de mundos nuevos para saciar la sed del ser humano...

Amico Luca Belcastro, cualquier cosecha de fuentes en América Latina, sean fuentes de tierras áridas, de joyas coloradas, de aguas burbujeantes, de mosaicos de piel o de música, suele brindar al buscador la felicidad de la bonanza y la sorpresa de la diversidad. Nosotros, huéspedes provisorios de este país, boliviamantes novicios, nos damos cuenta cada día, a lo largo de nuestros encuentros con la variedad de la naturaleza, con la riqueza humana, con los aspectos de la cultura, de esa magnitud, de esa diversidad.

Lo observamos hoy en el proceso de creación, lo percibimos en la sonrisa del artista, lo escucharemos pronto en la obra común: el buscafuentes Luca Belcastro sí encontró sus fuentes en Bolivia con "patujú".

Pero Luca Belcastro prefiero otra metáfora para describir su encuentro creativo: la germinación - o de manera aún más dinámica, la "germinacción" -.

Según el Dios "Wikipedia", uno de los más importantes de mi panteón de hombre occidental al inicio del siglo XXI, "la germinación es el proceso en el cual el crecimiento emerge desde un estado de reposo".

El estado de reposo, de espera, de expectativa, de esperanza digamos, es imprescindible para el éxito de lo que está naciendo: La semilla necesita el frío, la música, el silencio. La verdad de la obra necesita el hambre del deseo, la cultura verdadera la duración del tiempo...

La enciclopedia digital, además, nos enseña que la semilla que germina no viene de la nada. "Se desarrolla de un óvulo situado en el interior del ovario de una flor". La música de Luca Belcastro no nació de la nada tampoco, desde luego. Las voces contemporáneas, mezcladas por el compositor en armonías inéditas, se refieren, sin embargo, a textos de Shakespeare, de García Lorca, de Pablo Neruda... Tal vez, nunca hubo tal germinación, tales melodías. Pero la semilla inicial, Luca Belcastro la encontró a través de largos estudios formales de música, en el fructuoso terreno cultural europeo.

Seguimos leyendo: "El fenómeno de germinación no se desencadena hasta que la semilla no ha sido transportada hasta un medio favorable por alguno de los agentes de dispersión: un aporte suficiente de agua, oxígeno en cantidad suficiente, y temperatura apropiada. Además, algunas semillas necesitan también un tiempo determinado de exposición a la luz para iniciar la germinación".

¿Cuáles fueron para Luca Belcastro, en su viaje de artista, de quina a kantuta, de ceibos a patujú, su luz, su aire, su calor, su agua? ¡Es el único que lo podrá decir! ¿Cuáles serán esos elementos necesarios para la germinación, para los otros compositores del proyecto Patujú?

¿Qué provocó un tal deseo de alteridad necesaria para que el artista deje el ambiente privilegiado del lago di Como, buscando lo desconocido? Quizá simplemente su pasión de buscafuentes... Quizá su búsqueda imprescindible de fuentes nuevas, siempre más claras, siempre más rápidas, más anchas. Esas fuentes, nosotros viajeros profesionales lo sabemos todos, se encuentran a menudo "del otro lado del rio", donde la hierba es siempre más verde, del otro lado del día, donde la verdad es siempre más verdadera...

Más que el viento, la luz o el calor, elementos externos, lo que provocó este impulso podrían ser también elementos internos: "la mano abierta" y el "corazón listo" del buscafuentes. Y la tensión del magnetismo hacia otra mano abierta para responder, otro corazón listo para ponerse en la misma onda.

El artista necesita a la vez raíces y alas, el tesoro del pasado y lo que se puede imaginar de su futuro. Necesita también a la vez las cuatro paredes de su casita íntima y el infinito eterno alrededor. Como si no pudiera nunca satisfacerse con una sola cultura, sea la cultura tan antigua y tan profunda como la de Italia. Como si necesitara en sus brazos, para florecer, las vistas del planeta entero.

Por supuesto, el artista de viaje, el trovador (el trovador - trovatore - significa "el que encontró algo"...), el que se dedica al intercambio cultural necesita en su mochila, por lo menos, una mano abierta y un corazón listo. ¿Pero son suficientes esos elementos para la "Germinaccion", para nuestro trabajo cotidiano de cooperación cultural donde, como lo dice Khalil Gibran, "el murmullo de las horas se transforma en música"?

No, por supuesto. La cooperación internacional es una profesión, seria, responsable, establecida. Sus misiones son el resultado de políticas publicas, de soluciones elegidas democráticamente. Se hace con fondos públicos, con una responsabilidad frente al público.

La cooperación cultural, aunque generosa y noble, no puede ser otra cosa que uno de los aspectos de esa cooperación. Tiene entonces objetivos, los del Milenio, por ejemplo. Tiene principios, tiene modalidades, tiene reglas, tiene marcos internacionales, tiene presupuestos, protocolos... Tiene la "Declaración de París" con sus principios sobre la eficacia de la ayuda al desarrollo, tiene modalidades de evaluación, principios de responsabilidad mutua...

De acuerdo, ¡conocemos todos, más o menos, esta teoría! Y es la verdad que la cooperación cultural, especialmente realizada en un contexto de sociedades en desarrollo, luchando para lo esencial, nunca podría ser sólo "la cerise sur le gâteau", la cereza para decorar el pastel, como se dice en francés. También la música contemporánea, también la poesía, también el teatro, también el cine, la literatura o la danza, además si se practican en cooperación internacional, sirven al desarrollo mutuo, sirven a la intercomprensión, sirven a la búsqueda de equilibrio y de armonía. Sirven a los que enseñan y a los que aprenden, a los que brindan y a los que reciben. Sirven a la paz...

Reglas sí, principios, protocolos... Pero sin la mano abierta, sin el corazón listo, sin la búsqueda apasionada de fuentes por el buscafuentes, sin la fuerza de su deseo de encuentro, la germinación resulta solamente en cifras para la computadora, palabras para discursos, imágenes para revistas de prensa... Y la semilla germina con pena para dar nacimiento a algo menor que la flor esperada.

Aquí, a pocos días antes del nacimiento de la obra, podemos estar seguros de que tendremos todos los ingredientes para la germinación del patujú. Hay la luz eterna de los 4.000 mt. de La Paz, el calor de los paceños, las fuentes de la diversidad boliviana. En cuanto al oxígeno, a esta altura, tiene que ser metafórico... Pero se puede ver que con esta poca cantidad de oxígeno, los artistas respiran la felicidad compartida de la obra en germinación y que los socios de este lindo proyecto, como nuestros amigos de la Embajada de Italia (aprovecho la oportunidad de agradecerles por su invitación esta noche) respiran el placer de la tarea de cooperación cultural muy bien empezada.

Grazie mille. Merci. Gracias.